No mendigues ni atención ni amor ni tiempo, si alguien no te dio valor.

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Debemos tener claro que la única persona imprescindible para nuestra felicidad somos nosotros mismos. Si tenemos amor propio y nos respetamos será más difícil que desde el exterior puedan dañarnos

Tan fugaz es la vida,que no hay que desperdiciarla mendigando absolutamente nada, no vale la pena. Si para alguien es necesario que mendiguemos su atención o cariño, para considerarnos, esto será una demostración de que no nos quieren bien y lo peor es que si nosotros aceptamos ese esquema, serán dos quienes no nos quieran de buena manera.

Es válido pasar por varias fases en un proceso de conquista que queremos liderar, pero cuando las acciones solo son unidireccionales, si dándolo todo y haciendo malabares y trucos, solo conseguimos un mínimo de atención por un período de tiempo extendido, sin que haya manifestaciones claras de reciprocidad, debemos canalizar nuestras energías en otra dirección.

No todo el mundo tiene que querernos, pero sí resulta necesario que nosotros lo hagamos. El amor propio, el auto respeto, el aprecio y el reconocimiento de nosotros mismos y de lo que nos merecemos debe incluir una serie de límites en donde preservemos nuestra integridad y nuestra dignidad. Nadie debe ser tan importante que amerite una humillación de nuestra parte, que haga que perdamos el rumbo y nos enfoquemos en lo que no nos hace bien.

La atención debe ser algo que se reciba de forma espontánea, sin que requiera de nosotros un esfuerzo que nos desgaste, así mismo los sentimientos, estos no pueden forzarse, ni inyectarse, nacen de manera natural, se cultivan, se pueden inclusive racionalizar y favorecerlos, pero no se pueden obligar.

Si nos sentimos dando mucho a quien difícilmente nos mira, es hora de vernos a nosotros mismos, pedirnos disculpas por la mala inversión de tiempo, de esfuerzos, de sentimientos y sencillamente determinar un nuevo rumbo. Mientras una persona no nos considera y no nos incluye dentro de su lista de prioridades, habrá muchas otras dispuestas a subirnos a un pedestal solo para admirarnos y ofrecernos lo mejor… Si ninguna de ellas nos llama la atención, pues siempre será preferible una soledad digna, que mendigarle a quien no le importamos.

Tengamos paciencia y perdámosle el miedo a la soledad, el amor llega cuando estamos en capacidad de recibirlo, cuando hemos aprendido a proyectar lo que queremos y creemos merecer y lo comenzamos a atraer.

Cualquier experiencia incómoda o dolorosa, nos habla de heridas que debemos sanar, de creencias que debemos desmontar y es una invitación de la vida para revisarnos a nivel interior para entender por qué permitimos algunas cosas en nuestra vida, por qué nos conformamos con poco, por qué permanecemos donde no nos aprecian.

No importa si las respuestas no nos llegan en el momento, ya el hecho de hacernos consciente de que debemos canalizar algo en nuestro ser nos permite ver la vida de otra manera y atraer cosas que resulten apropiadas a nuestra vida. Poco a poco nos daremos cuenta de lo que cada experiencia ha aportado a nuestras vidas.

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