
No hace falta vengarse, la gente mala se destruye sola. Cómo decía el maestro de maestros: “deja que los muertos entierren a sus muertos”.
La sensación de dolor creada a raíz de una decepción, ciertamente duele mucho y podrías terminar muy confundido. Tú siempre has sido una persona buena y justa, no cambies tu forma de ser por culpa de personas negativas. Eres una persona única y genial, no permitas que otros influyan en tu buen humor, en tus decisiones ni en tu vida.
Sigue siendo una buena persona, aunque no te traten bien los demás, porque después de todo, la bondad que es invisible y sin valor permanece en perfecto valor a los ojos de Dios.
Por lo tanto, no es necesario que odies, a pesar de que inicialmente te sentiste infeliz, a pesar de que al principio estabas molesto, ten en cuenta que Dios sabe lo que sientes.
Dios sabe exactamente cómo te sientes, por ello nunca dejes que tu corazón se ensucie sintiéndote decepcionado por los demás.
Aunque otros te tratan mal, tú sigue siendo el mismo.
De hecho, otras personas pueden tratarte mal, recompensar tu amabilidad con algo que no es apropiado, pero no te dejen llevar mal.
Controle su corazón lo mejor posible, aunque su ira esté hirviendo inicialmente, continúe aprendiendo a perdonar controlando su ego.
Manténgase paciente, aunque en realidad ser paciente, no es algo fácil.
Solo ten paciencia, aunque eso no es algo fácil, pero asegúrate de nunca cansarte para mantener la calma.
Recuerda bien que cuando estás enojado, odias, y especialmente puedes sentir resentimiento, a Dios no le gustas de esa manera, entonces asegúrate de que aún puedas controlar tu corazón para ser paciente.
Aprende a someter tu corazón, siempre encontrarás el bien extra de Dios.
Aprende a continuar sometiendo tu corazón, aprende a continuar sometiendo tu ira, entonces tendrás una bondad maravillosa de parte de Dios.
Dios recompensará todo esfuerzo en paciencia, sinceridad y perdón. Y Dios nunca dejará de responderle a quien te ha tratado mal.
Después de todo, no tiene sentido responder al mal de la misma forma, pues su corazón se sentirá peor.
Por lo tanto, sucumbe al enojo cuando se aferra a tu corazón para corresponder al mal con la misma fealdad.
Y, además, no tiene sentido responder al mal con la misma moneda, porque podría ser que su corazón empeore con sentimientos desagradables.
Fuente: Latinmoney.
Edición: Susana Ruiz
Comentarios